Julio Edgar Méndez

Diseñador Gráfico :: Graphic Design :: Diseño de Páginas :: Web Designer :: Mercadotecnia :: Marketing :: Publicidad :: Advertising

 

WEB  I  LOGOS  I  ART CATALOGS  I  EDITORIAL PUBLISHING  I  CD COVERS  I  POSTERS & ADS  I  STANDS AND DISPLAYS  I  JULIO  I  HOME

PUBLICACIONES  ::  CUENTOS  ::  POESIA   ::  GALERIA DE EVENTOS

CUENTOS DE JULIO EDGAR MENDEZ

INFANTILES

 

   

 

EL DISFRAZ

Julio Edgar Méndez

Yo no le tengo miedo al día de muertos, ni a la noche de brujas. Al contrario, son mis días favoritos. Me gusta andar por la calle y convivir con monstruos, vampiros, magos, fantasmas, momias y los disfrazados que andan de un lado al otro de la ciudad vestidos de todo tipo de personajes, desde Goku, Sakura, y Naruto, hasta Harry Potter y el Guasón, pero el de la nueva película de Batman, el que sí espanta. Yo siempre soy el mismo y me visto igual, ¿para qué cambiar si esto me funciona? Aunque los niños a veces me jalan de los pelos o me dicen que me apesta la boca, éste es el día que espero con más ganas todo el año. Hoy estuve en un evento de lujo. Hubo muchísima gente, un montón de monstruos, con sangre y pedazos de carne de latex desprendiéndose de las caras. ¡Genial!. El mejor disfraz fue un Transformer que hasta luces y llantas reales tenía en el cuerpo. Hice varios amigos, todos fanáticos del Xbox. Estuvimos compitiendo entre nosotros y aunque soy bueno, me ganaron varias veces. No le hace, luego me desquitaría, en ese momento lo importante era jugar. Yo nunca tuve esos juegos de video en mi casa, porque mis padres no me permitían salir a la calle. Luego, con mis nuevos amigos, anduvimos por las avenidas pidiendo nuestra calaverita o halloween, según la persona, ya sabes, con los grandes se pide calaverita y con los chavos se pide halloween. Unos nos dieron dulces y otros nos dieron puro cuerno. Hubo una viejita que nos regañó porque sí le dimos miedo. Es que el niño que andaba de vampiro, se escondió en un callejón y cuando la señora venía mirando hacia un lado para intentar atravesar la calle, el vampirín le saltó echando catsup por la boca. Uy, la viejita se asustó con tan poquito. Agarró su bolsa del pan y casi la despedazó dándonos a todos de bolzasos, mientras nosotros no aguantábamos la risa. Hasta la gente que pasaba se carcajeaba. Si nos hubiera visto después, seguro le da un infarto. En fin, hubo de todo. A un ñoño que andaba vestido del Chapulín Colorado lo empujamos contra una banqueta de cemento fresco y ora sí ni su chipote chillón le sirvió de nada, se quedó todo manchado y pegajoso. A otra niña mensa que andaba de brujita color de rosa -¡imagínate el oso!- le aplastamos el sombrero en la cabeza y se puso a berrear del coraje. Nos echamos a correr porque sus papás andaban cerca y era mejor evitar problemas. La diversión debe durar toda la noche, ¿verdad? Pero como ya la luna brillaba mucho más, por lo tarde de la hora, les propuse que fuéramos mejor a mi casa a jugar Xbox y a ver si ahora sí les ganaba. También les dije que tengo una buena colección de videos de anime y películas de terror. Algunos empezaron a decir que mejor otro día y casi se me rajan si no es que les digo: "¿A poco tienen miedo?" Esa fue la frase mágica. Ningún niño quiere reconocer que le da miedo lo desconocido. Nos fuimos para mi casa tocando los timbres de los vecinos y corriendo muertos de risa de la travesura. Llegamos al parque que está enfrente del edificio donde vivo y les empecé a decir: "Uyyy, ahí viene el cooocoooo…" Se echaron a reír, pero me di cuenta de que sí tenían miedo. Así que mejor ya no los puse nerviosos mientras atravesábamos entre los árboles, que cada vez eran más oscuros, hasta llegar a donde vivo. "¿Esta es tu casa? ¡Parece abandonada!", dijeron. “Pues sí, es mi casa”, dije, “lo que sucede es que mis papás la están remodelando y por eso se ve toda tirada, pero no se fijen, mi cuarto está bien”. Así que todos entraron, aunque no muy convencidos. Eran cinco niños y tres niñas. Había dos momias, un vampiro y dos darketas sin disfraz. Me gustan mucho los darketos, siempre andan de negro, uñas y ojos pintados también, igual que yo. Además había una gatita, un Guasón y un monstruo irreconocible. ¡Todos los disfraces muy buenos! Una vez dentro de la casa se volvieron a quejar. "¡Está bien oscuro!". “No sean chillones”, dije, “ése es el chiste de la noche de brujas, o si prefieren vamos con los ñoños a jugar a las cebollitas”. ¡Todos se rieron!, las darketitas empezaron a burlarse de los otros chavos y éstos ya no se volvieron a quejar. Prendí una luz muy bajita y los llevé a la puerta de mi cuarto. "¿Tu cuarto está en el sótano? ¡Genial!" -dijeron todos.

Uno por uno fueron bajando las escaleras mientras yo les decía que buscaran el interruptor de la luz, con cuidado de no tirar mis cosas, "es que el apagador está del otro lado del cuarto", les grité desde la puerta. Cuando todos bajaron, entré yo también a la escalera y cerré la puerta sin hacer ruido. Le puse una tranca con candado y bajé al sótano. Ahí estaban todos hechos bola sin saber qué hacer. "Oye, ¿y dónde están tu Xbox y tus juegos?" -dijo el vampiro. Apenas si nos podíamos ver porque no había luz, sólo la de una linterna de pilas que la gatita traía en la mano. "Oye, ¿y por qué apesta a podrido?", dijo una las darketas. "Pues, verán, la verdad es que es mejor así sin juegos de video, ni luz, porque luego me aburro. Esta noche es la mejor de todas y me gusta disfrutarla en compañía de chicos como ustedes." -dije con una sonrisa que dejaba ver mis enormes colmillos y la baba amarillenta que resbalaba hasta mi pecho peludo. "Pero no se apuren, verán que la diversión nos va a durar toda la noche, se los aseguro. Así que si quieren gritar, empiecen, porque me gusta la cacería y los gritos mientras me voy comiendo a todos, uno por uno." Saqué mis garras y los dejé que vieran mis ojos, ahora rojos, brillando con la luz de la lámpara de la gatita.

De puro miedo creo que el vampiro se murió primero. Los demás se pusieron a chillar y patalear como locos, pero el sótano de mi casa es a prueba de ruidos. Tuve una cena excelente.

CUENTO PUBLICADO POR EDICIONES LA RANA Y EL INSTITUTO ESTATAL DE LA CULTURA DE GUANAJUATO EN EL LIBRO CUENTOS DE MAGIA Y MISTERIO   D.R. 2011  BARCOS DE PAPEL - SERIE ALAS AL VIENTO

Julio Edgar Méndez

 

   

 

PUBLICACIONES :: CUENTOS :: POESIA

julio.e.m@hotmail.com        San Miguel de Allende   Guanajuato   Celaya   México